domingo, 11 de mayo de 2008

LAMENTO POR UN ÁNGEL CAÍDO



LAMENTO

PRÓLOGO
Su avidez y su vida mordisquean mi vientre.
Ya sólo viva y ávida,
ni el poema ni el látigo me sirven
contra la bestia.

1
Cuando pisó la absurda tierra
yo ya estaba a su lado,
inventándole nombres de dios indestructible.
Qué corto fue su tiempo entre los hombres...
Un día mi ángel negro subió al cielo,
un día gris de todos los demonios.


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4
Dime qué día te crecieron las alas,
por qué remontaste el abismo.
Prometiste llevarme más abajo.
Hoy los ciempiés recitan tu condenado nombre.
Miro al cielo.
No te veo caer entre la lluvia.
Ya sólo cae la lluvia.


E.G. (Lamento por un ángel caído, Amargord, 2008)